A una niña le faltaba un caballo. Y un carro del que pudiera ir tirando. Envió
una carta y al final del texto incluyó un dibujo. El caballo lo quería con
alas, pero grandes, bien grandes, las crines de color rosa y una cola blanca
que llegara al suelo.
A otro niño le regalaron una caja con todo un equipo de construcción. Los
muñecos con casco, bloques de hormigón, una grúa, una excavadora
Todo bien.
Vio la ilustración y se quedó pensando. Ahí faltaba algo. ¿Qué? Una letrina
portátil. Carta a la empresa.
Como estas, pueden llegar entre 200 y 300 cartas trimestrales con
sugerencias a la central de Playmobil en Zirndorf, a unos kilómetros de
Núremberg (Alemania). De esas instalaciones, donde se encuentran todos los
diseños fabricados, desde los años 70 hasta ahora, surgen las ideas de las
colecciones que se ponen a la venta cada temporada.
Un equipo de 70 trabajadores se encarga de dar forma a los prototipos
informáticos y de preparar la producción de figuras, con la numeración y la
atribución de los colores. En Playmobil existen dos procesos de fabricación: el
diseño y montaje de productos inexistentes y la mejora de las piezas que ya
aparecen en el catálogo (un ejemplo son los coches de Policía, que es con
lo que mejor se aprecia la evolución que han sufrido los modelos durante 35 años).
"Hay que pensar en todos los detalles, desde el principio; luego es
imposible introducirlos", explica Bernhard Hane, jefe del departamento de
Investigación y Desarrollo de la compañía juguetera. "Todo depende de la
medida de nuestra figura. La escala, para nosotros, es sagrada".
Una garantía 'anticopia'
Para asegurarse esta coherencia, se tienen en cuenta las proporciones de
las figuras con todos los elementos y los escenarios que las rodean: desde que
un muñeco encaje bien dentro del espacio de un automóvil a los complementos que
pueda haber en cada paquete de aventuras: una pala o un teléfono
móvil, por ejemplo. "Después de Nokia somos el mayor
fabricante de móviles", bromea Hane y añade: "Los juguetes que no
son operativos no son buenos juguetes y Playmobil es un juego de rol pensado
para el aquí y ahora".
Los moldes con los que se realizan las figuras, revela Andrea Schauer,
directora general de I+D, marketing y ventas, son uno de los 'tesoros' de la
compañía juguetera y una garantía 'anticopia'. Esa circunstancia, en
parte, explica que cualquier intento por imitar los productos Playmobil haya
fracasado: hacerlo es demasiado difícil y, sobre todo, producir las matrices
para reproducir los trabejos, demasiado caro.
Sueños hechos realidad
Pasó un tiempo y la niña del principio se dio cuenta de que el caballo que
ella había imaginado ya no era solo una línea borroneada en una hoja de papel
cuadriculada. Tenía alas grandes, bien grandes, las crines de color rosa y una
cola blanca que llegaba al suelo. Otra carta. En el texto se presentaba
("soy la niña aquella que
") y pedía que, ya que les había
adelantado trabajo, lo menos que podrían hacer es enviarle uno a casa.
Antes de que el producto salga al mercado, transcurren al menos dos años,
hasta que las preguntas que se plantean para cada serie obtienen respuesta:
¿qué tamaño es el adecuado? ¿a qué público va dirigido? "Los padres de
hoy en día han crecido con Playmobil. Suponen casi el 40% de la venta",
apunta el jefe del departamento de Investigación y Desarrollo.
Mandan los niños, pero sin tanques
Esa anticipación de dos años respecto a la salida de cualquier producto no
ha evitado que algunos de ellos hayan tenido poco éxito. Es el caso del
'set' de Groenlandia o la selva latinoamericana. "Es cierto que se han
vendido menos, pero en Playmobil no existe ningún producto que no se haya
vendido en absoluto", aclara Hane.
Sin embargo, la empresa sí tiene unas líneas rojas que no piensa cruzar. "No
tenemos tanques ni los habrá, aunque pudieran venderse bien. Es una política de
empresa, un 'not go'". Los juguetes de Playmobil "surgen de la
imaginación de los niños, de sus sueños y fantasías", pero eso sí, siempre
respetando los valores de la convivencia y el respeto. Este extremo lo confirma
la propia Schauer, quien insiste mucho en la idea de que son los niños la
principal fuente de inspiración de los clicks.
Parque de atracciones
Playmobil primero empequeñeció el mundo para crear universos (desde la edad
de piedra hasta los exploradores espaciales) que pudieran caber en la
imaginación de los niños y luego decidió hacerlos tan grandes como para que
los niños pudieran ser parte de ellos.
Al lado de la central de Zirndorf levantó un enorme complejo con las
figuras emblema de Playmobil (la granja, una mina de oro, el barco pirata,
un castillo medieval
) construidas a tamaño real. "Los niños reflexionan
sobre su entorno, sobre lo que ven y lo que oyen. Muchos detalles son cosas que
para los adultos a lo mejor no son importantes, pero sí a los ojos de un niño".
Los 90.000 metros cuadrados del FunPark, con más de 725.000
visitantes en 2011, constituyen un espacio en el que los niños se convierten en
los protagonistas de sus propias aventuras.
Periódico El mundo
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