La educación es un derecho de todos los niños, pero en muchas ocasiones ir a la escuela no es tarea fácil. No hablamos (solo) de seguridad vial o de distancia respecto a la escuela, unos temas que nos tocan más de cerca. Hablamos de cuando el camino al colegio entraña fuertes dificultades.
“Trayectos a la escuela”, “Journeys to school”, es una exposición fotográfica que se inaugura hoy en la sede de la ONU en Nueva York. Allí se muestra el trabajo de 18 fotoperiodistas de todo el mundo que han captado imágenes de niñas y niños que desafían largas distancias y climas extremos en el Ártico, Brasil, Kenia, Libia y otros países.
Destaca de la exposición la fuerza de los niños y niñas que rompen barreras geográficas, sociales, económicas y de género para poder aprender. Un interés loable, ya que la educación para todos es tan importante para el desarrollo de las personas y sociedades.
Las niñas, los desfavorecidos, las poblaciones indígenas y las que residen en zonas rurales muy remotas, los “niños de la calle”, los inmigrantes y los nómadas, los discapacitados, las minorías lingüísticas y culturales… son solo algunos de los niños desatendidos para los que la escuela queda lejos.
Por eso, cuando algunos de estos niños logran saltar las barreras, son un ejemplo para otros niños y sobre todo para el resto de la sociedad que, tal vez, vea que para ellos sí vale la pena ir a la escuela y mejorar gracias a ella.
Los niños que vemos en la exposición de Nueva York (y en un libro con el mismo título que se publicará en inglés y en francés) atraviesan desiertos, ríos, aguas heladas o contextos urbanos peligrosos. Pero pongámosle cara a estos niños, que desde los cinco o seis años, hacen estos difíciles “Trayectos a la escuela”.
Un ejemplo son los niños de la comunidad Iñupiat de Kivalina, Alaska (Estados Unidos), que cubren el trayecto de ida y vuelta a la escuela en la oscuridad, con temperaturas glaciales, afrontando gélidos vientos.
Fabricio Oliveira, de seis años de edad, ensilla su burro cada mañana para cabalgar junto con sus primos durante más de una hora, a través de terrenos desérticos, hasta la escuela del pueblo de Extrema, en la región del Sertão brasileño.
Elizabeth Atenio, de seis años de edad, vive en Kibera, una pobre villa de África oriental, próxima a Nairobi (Kenya). Cada mañana, Elizabeth se pone un uniforme y emprende una peligrosa caminata de una hora para llegar a la escuela. Según los maestros de Elizabeth, por lo menos el 20% de sus condiscípulas han sido violadas.
Al igual que Amal, un libio de 11 años, Sa’ade un nigeriano de 9 y Renaldo, un francés de 6, estos niños demuestran una sorprendente determinación de asistir a la escuela.
Estas y otras historias conocemos a través de las imágenes gracias al trabajo de 18 reporteros gráficos que documentaran los trayectos de ida y vuelta a la escuela en diversos países del mundo.
Las fotos presentadas en la exposición y en el libro “Journeys to School” constituyen un recordatorio de la urgente necesidad de que los niños del mundo entero puedan asistir a la escuela. La exposición viajará durante tres años, hasta 2015. En abril de 2013 llegará a la Sede de la UNESCO en París.
Sitio Oficial | UNESCO
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